La semana laboral de 4 días: ¿puede funcionar en tu empresa?
La conciliación de la vida laboral y familiar es uno de los factores más importantes a la hora de atraer y retener talento. La guerra por el talento ha dado paso a una nueva era de flexibilidad en el lugar de trabajo, que a su vez ha generado debates sobre la semana laboral de 4 días y de jornada reducida. Los resultados han sido prometedores en algunos contextos, pero ¿es realmente un enfoque viable para tu empresa?
Dos enfoques principales de la semana laboral de 4 días
Horas comprimidas: los empleados trabajan el mismo número de horas semanales que en una semana laboral de 5 días, pero comprimidas en 4 días (por ejemplo, 4 días laborables de 10 horas).
Horas reducidas: en algunos ensayos, una semana laboral de horas reducidas con el mismo salario produjo un mayor bienestar con el mismo nivel de productividad, pero los resultados son variados.
3 ventajas de una semana laboral más corta
De los resultados de los ensayos realizados en toda Europa se desprenden tres ventajas fundamentales, con repercusiones positivas tanto para el empleado como para la empresa.
#1 Pro: mejor atracción y retención de empleados
Según una encuesta reciente llevada a cabo por SD Worx, el 44,7% de los empleados europeos afirman que el horario laboral, el tiempo de trabajo y los acuerdos de trabajo flexible son los factores más importantes en la elección de permanecer o dejar el empleo. Un horario que permita un día libre más a la semana, o menos horas trabajadas, puede atraer a un mayor número de talentos y mantener a los empleados en las organizaciones durante más tiempo.
#2 Pro: operaciones más eficientes
Una semana laboral más corta, por ejemplo con 4 días laborables y un fin de semana de 3 días, implica menos horas de trabajo, lo que se traduce en una reducción de costes gracias a la eficiencia energética y de recursos. La reducción de la semana laboral se traduce en procesos de trabajo más eficientes, lo que puede dar lugar a una mayor eficiencia del tiempo.
#3 Pro: mayor productividad y bienestar
Que su personal trabaje 8 o más horas al día no significa que sea productivo de forma continuada. Dos ensayos recientes llevados a cabo en Islandia demuestran que una semana laboral reducida aumenta la satisfacción de los empleados sin repercutir negativamente en la productividad, que incluso aumenta en algunos casos. Estos ensayos también demostraron una colaboración más estrecha entre compañeros, una ventaja añadida.
Prepara a tu empresa para una semana laboral más corta
Incluso ante estos resultados, hay que tener en cuenta que varían en función del país, la cultura y el contexto. Pasar a una semana laboral de 4 días, por ejemplo, puede suponer un reto para una organización, ya que no se trata de un planteamiento único. Es importante examinar los efectos del sector, los estilos de trabajo individuales y las funciones de los empleados en los modelos de trabajo antes de optar por implantar una semana laboral más corta.
Un buen punto de partida es considerar los siguientes 3 contras de la semana laboral abreviada y desarrollar proactivamente estrategias de mitigación o adaptación para cada uno de ellos. No es de extrañar que giren en torno a la planificación y la comunicación.
#1 Con: dificultades para equilibrar los turnos
En algunos lugares de trabajo, ciertos días se privilegian para el trabajo presencial, mientras que otros (como los viernes-)son más propensos a tomarse libres para crear un fin de semana más largo. La presencia de demasiado o demasiado poco personal en la oficina podría echar por tierra procesos finamente equilibrados.
La solución: Garantizar debates transparentes y continuos dentro de los equipos (seguidos de una cuidadosa planificación de la plantilla) sobre cuándo se espera que los empleados estén en la oficina, fuera de ella o trabajando a distancia.
#2 Contra: menos tiempo para hacer las cosas
Es un hecho: en el escenario de jornada reducida, menos horas en la semana laboral significa necesariamente una ventana más corta para que los empleados logren sus metas y objetivos, lo que potencialmente lleva a una pérdida de productividad.
La solución: Aplicar un marco concreto de fijación de objetivos, como OKR o SMART, para dividir las tareas en metas más fácilmente manejables, fomentando una planificación más eficiente y unas perspectivas más claras.
#3 Contra: inadecuado para algunos sectores y funciones
Otro hecho: el cerebro humano tiene un tiempo de concentración limitado. Un horario sobrecargado (o demasiado largo-) puede reducir la productividad, disminuir el rendimiento del esfuerzo realizado e incluso provocar agotamiento a largo plazo. En algunos entornos, como la sanidad y la educación, puede resultar inviable para los padres o cuidadores adaptar semanas laborales o escolares de 4 días.
La solución: si no estás seguro de si tu sector o las pautas de trabajo de tus empleados son compatibles con la reducción de jornada o la semana laboral de 4 días, pon en marcha un proyecto piloto para un subconjunto de empleados, o apliqca un período de prueba limitado durante unos meses. Recopila cuidadosamente las opiniones de tusempleados sobre lo que funciona y lo que no (y por qué) y modifica tuplanteamiento en consecuencia.
El veredicto: los resultados dependen de la situación, el contexto y las personas
De los ensayos y estudios realizados en Europa y en todo el mundo se desprende claramente que la cultura, la industria y los modelos de trabajo desempeñan un papel importante en el éxito o el fracaso de la semana laboral comprimida o de jornada reducida. Estos enfoques pueden ofrecer ventajas atractivas, como un mayor bienestar de los empleados, un mayor atractivo para los empresarios y mejoras de la eficiencia, que no pueden subestimarse en el entorno empresarial actual, altamente competitivo. La clave para aprovechar estas ventajas es adaptar el planteamiento