+ del 50%
de los empleados franceses (54,9%), belgas (50,3%) y finlandeses (50,1%) consideran que su trabajo es una carga mental, frente al 37,6% de los holandeses.
La frontera entre el trabajo y la vida personal está desapareciendo, lo que provoca más estrés y agotamiento entre los trabajadores que siguen trabajando parcialmente desde casa. "Por eso, es vital que los empleados lleven un control del tiempo de trabajo", dice Peter s'Jongers, antiguo director general de Protime. "Un concepto sencillo para mantener o recuperar el equilibrio".
Dolly Parton ya lo sabía en 1980: trabajar de 9 a 5, qué manera de ganarse la vida. Pero entonces, había muy pocas alternativas. Ahora, las cosas han cambiado. Los horarios estrictos de los trabajadores se han roto en numerosos horarios flexibles. Y no hay vuelta atrás. El creciente grupo de trabajadores de la generación del milenio (aproximadamente el 50% de todos los trabajadores de hoy) ansía la flexibilidad. Quieren tener tiempo para los hijos, las pasiones, las interacciones sociales o cualquier otro tipo de vida que no sea la que hacen por un cheque . Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que los empleados consideren que la organización del tiempo de trabajo es el argumento número uno para elegir al empleador A en lugar del empleador B.
Debido a su enfoque permanente de la vida, los millennials no ven ningún problema en combinar el trabajo con la vida. Revisar el correo electrónico antes de levantarse de la cama por la mañana, hacer compras por Internet mientras están en la oficina, intercambiar mensajes de texto con sus jefes después de las siete de la tarde y planificar la siguiente semana de trabajo el domingo por la tarde es algo natural para ellos. Sin embargo, este estilo de vida fluido también constituye un riesgo inherente, ya que un buen equilibrio es frágil. Muchos empleados se encuentran trabajando más horas de las que oficialmente deberían, tienen dificultades para desconectar cuando están de baja y admiten que su trabajo les causa tensión mental.
+ del 50%
de los empleados franceses (54,9%), belgas (50,3%) y finlandeses (50,1%) consideran que su trabajo es una carga mental, frente al 37,6% de los holandeses.
Las empresas atractivas no sólo ofrecen acuerdos de tiempo de trabajo personalizados, sino que también se aseguran de que los empleados tengan las herramientas adecuadas para que éstos tengan éxito. Una herramienta eficaz en este sentido es el registro del tiempo. Sirve básicamente de pulsómetro: muestra a los empleados cuándo se están pasando de la raya y cuándo hay margen para subir el ritmo. El objetivo: fomentar la autogestión de los empleados. Y no establecer un control por parte del empresario, como algunos pueden pensar. Esa connotación de control sigue siendo una reliquia del pasado, cuando los trabajadores tenían que marcar el reloj a la entrada y a la salida. En cambio, el registro del tiempo moderno permite un flujo saludable de vida y trabajo, como demuestran las cifras
Según el día o la semana, las personas pueden tener más o menos tiempo para trabajar. Por ejemplo, en una situación de coparentalidad, es probable que tengas más tiempo en los días en que no tienes a los niños que en los que sí. El registro del tiempo le permite cumplir con ambos compromisos sin tener que preocuparse por si ha dedicado suficiente tiempo o no. Lo mismo ocurre con el registro del tiempo en equipo. Ayuda a decidir quién puede encargarse de qué proyecto y cuándo, a detectar quién necesita ayuda y a alinear las vacaciones para que nadie se quede con una sobrecarga de trabajo.
Aunque los empleados son los principales beneficiarios del registro de tiempos, no son los únicos. Los datos sobre el tiempo son excelentes indicadores para que los directivos verifiquen si sus objetivos y metas son tan viables como se imaginaban. Elimina la necesidad de hacer conjeturas cuando se les pide que estimen el tiempo que tarda en completarse un determinado tipo de actividad. Además, el registro del tiempo les permite ayudar a la conciliación de la vida laboral y familiar de su equipo. Si alguien ignora los signos de una sobrecarga, un gestor puede dirigirse a ese empleado a tiempo. O puede señalar, por ejemplo, que alguien aún tiene que
agotar el resto de sus vacaciones y no ha planificado nada todavía. Al fin y al cabo, la perspectiva de unas próximas vacaciones (aunque falten meses) puede aligerar el ánimo.
Dar a los empleados la libertad de gestionar su propio tiempo y ofrecerles las herramientas para hacerlo de forma consciente puede tener un gran impacto en su equilibrio entre vida y trabajo. Sin embargo, las restricciones legales siguen limitando la flexibilidad del tiempo de trabajo, pero como también cantaba Dolly Parton: la marea va a cambiar. Los legisladores seguirán abriendo la puerta a la máxima flexibilidad. Y los empleadores más atractivos serán los que puedan convertirla en una ventaja competitiva.
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